10.08.2013

Guadalajara de Buga y la cultura ciudadana

Jaime Alberto Ochoa Cardona
Jaimea8a@hotmail.com

Cuando una sociedad tiene las reglas claras, cuando ha aceptado que son las leyes y las normas, los valores y deberes los que garantizan la convivencia y estimulan el cumplimiento del ordenamiento social, puede decirse que existe un marco mínimo para el bienestar común. Si alguno de estos pilares flaquea, se abre paso a la anarquía, la indiferencia, el individualismo y la desconfianza en las autoridades que nos rigen.
En una ciudad como la nuestra, designada recientemente como Pueblo Patrimonio Histórico, Cultural y Turístico Nacional, debe con urgencia aplicarse un nuevo modelo de Cultura Ciudadana, que refleje justamente el Patrimonio que hoy nos hace una ciudad privilegiada, aquella que nos enseñe a ser mejores ciudadanos donde se anteponga la autorregulación y el respeto a las medidas disciplinarias y correctivas de las autoridades, cuya pedagogía se pueda replicar ante propios y visitantes como ejemplo de Ciudad – Región, cuyo crecimiento económico y social vaya unido a los principios y valores éticos y morales de sus habitantes, dentro de una sociedad convulsionada especialmente por una juventud insaciable de sensaciones que vienen desbordando la capacidad de control y educación de padres ausentes y maestros impotentes que ven con preocupación la irracional velocidad e irresponsabilidad que viene determinando la vida diaria de un vasto sector de nuestra sociedad, donde la falta de respeto por la vida misma y ajena, la drogadicción y prostitución de menores, el dinero fácil; el todo vale, la intolerancia, la apatía y la indiferencia por lo nuestro, que es de todos, por nuestro medio ambiente, por nuestro vecino, el irrespeto a la ley, donde la autoridad no escapa a este reproche en la recuperación del espacio público y adecuación de baños públicos en grave detrimento de nuestra seguridad, salubridad y calidad de vida ciudadana, son entre muchas otras, las falencias que nuestros gobernantes y la sociedad deben corregir, en aras de construir sobre lo construido, una ciudad pujante, segura, amable, con oportunidades, ordenada, limpia, tranquila, incluyente y participativa. Y es que la Cultura Ciudadana es el tejido simbólico construido por las personas que componen una comunidad donde se combinan las expresiones y costumbres, derechos y obligaciones, que promueven en grado superlativo la convivencia ciudadana y su vínculo con el entorno y los espacios públicos, donde la participación de la comunidad en su Control Social, es vital para la sinergia cultural como factor envolvente de sentido de pertenencia y empoderamiento de nuestro patrimonio cultural, como legado insigne de nuestros antepasados.
Nuestra ciudad del Milagroso, la Ciudad Señora por excelencia, deberá asumir con sus gobernantes y gobernados el desafío de cambiar para mejorar y ser ejemplo regional y nacional, como premisa fundamental de nuestros rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales de una raza que hoy es símbolo de grandeza y señorío.