3.28.2011

El deseo de superación no tiene limites ni fronteras, solo el querer salir a delante

De un barrio marginal, sumido en la pobreza, con calles polvorientas y en medio de la necesidad, surgió un niño genio en el año de 1.948. Ni siquiera sus padres se imaginaban que Raúl Cuero sería uno de los científicos más importantes de la Nasa en la actualidad y que compensaría todas esas carencias materiales con su riqueza intelectual. Durante su niñez, Cuero expresó su interés por el deporte. Su altura de 1,90 metros a los 15 años lo hacían un gran prospecto para el baloncesto nacional, así lo confirmó en su ciudad natal de Buenaventura donde fue elegido mejor jugador varias veces. Sin embargo, no sería en los campos deportivos donde este humilde joven brillaría. Se mostraba más inquieto por los libros que por ir a los entrenamientos de su equipo. Cuentan sus familiares en Buenaventura que se la pasaba horas enteras leyendo, le interesaba más la teoría de la evolución que las revistas de caricaturas o los cuentos de sus abuelos. A la escuela iba cuando sus circunstancias se lo permitían. A veces la inseguridad, las largas distancias y la necesidad económica no hacían posible ese acceso a la educación. Pero el pequeño Cuero se las arregló para ser el mejor de sus clases las veces que tenía la oportunidad de asistir. Su niñez fue marcada por escasos recursos materiales, pero no la cambiaría por ninguna otra porque fue muy apoyada por la fe en Dios y una familia unida, tal como lo deja con0ocer Raúl Cuero. De aquella época recuerda mucho un par de zapatos que con gran esfuerzo le regaló su padre y que le duraron más de 10 años. Y también en su memoria viven las tardes en las que con sus amigos del barrio se dedicaban a cazar insectos. Lo que Cuero no sabía es que gracias a ese amor por superarse intelectualmente, la vida le abriría nuevas puertas. Por esas cosas del destino y la ayuda de un profesor español que invitó a un amigo de Estados Unidos de Norte América para que lo conociera, fue cuando su historia dio un giro de 180 grados. El visitante estadounidense quedó fascinado con los conceptos del joven sobre religión, historia y los libros de los grandes pensadores incluidos Kant y Voltaire. Además por una planta parasitaria que Cuero hizo crecer en un rústico laboratorio de su escuela. Con el patrocinio de este extranjero, Cuero se dedicó con devoción a sus estudios, terminó su bachillerato e ingresó a estudiar biología en la Universidad del Valle. Allí logró una beca para ir al exterior y llegó a la Universidad de Ohio (E.U.) para estudiar patología vegetal. Desde ese momento se la pasó de universidad en universidad y de país en país enriqueciendo sus conocimientos. Estudió microbiología y estuvo en Escocia e Inglaterra. La Nasa se fijó en él y lo integró a su grupo de profesionales. Allí inició una carrera llena de reconocimientos y galardones por su labor. A pesar de sus triunfos, Cuero nunca ha olvidado sus raíces. Visita con frecuencia su tierra natal y promueve actividades de educación y ciencia entre los niños. El científico sostiene que no se puede desperdiciar el potencial de los jóvenes colombianos. Por eso seguirá trabajando con ellos. "Colombia tiene una población joven, con gran apetito por el conocimiento. Nosotros no podemos encasillarlos en un solo proceso de aprendizaje gradual, sino que debemos incentivarlos a crear cosas en la edad adolescente, como lo hacen en Europa y Estados Unidos", indicó Cuero. Hoy, a sus 63 años, insiste en formar jóvenes inventores en el país, por lo que creó los Parques de la Creatividad, uno en Bucaramanga y otro en Manizales. Este destacado colombiano se siente realizado, afortunado con la vida y quiere que otros tengan la oportunidad con la que él algún día soñó y que hoy es toda una realidad.

3.22.2011

Si los niños son el futuro de Colombia, ¿Por qué incluirlos en el conflicto armado?


No importa cual sea la inclinación política de uno, de qué lado del conflicto social de este país se está o quién es el que está equivocado o quién es el que tiene la razón en esta violencia sin sentido. A pesar de todo, tenemos que estar de acuerdo en un punto. Debemos alejar a los niños del campo de batalla, de la violencia, del desplazamiento y del secuestro.
Los niños no debieran tomar parte en un conflicto. Ellos no deben ser las víctimas de los mayores. No deben morir, ser heridos o lastimados psicológicamente. ¿Qué le puede importar a un niño muerto si es un símbolo, una víctima o el tema de un noticiero? ¿Qué tiene de bueno ser un símbolo de la muerte?, ¿Qué le puede beneficiar a un niño muerto quién está en el lado correcto, si es que lo sabía o lo sabe? Para un niño muerto ya nada importa. Un niño muerto no tiene presente ni futuro. Un niño muerto no tiene ningún derecho, y ya no le importan los derechos que aparecen en los tratados y en las declaraciones que no le sirvieron de sostén.
Es muy fácil para el adulto utilizar al niño para sus propios propósitos. Es tan fácil arrastrar a los niños al juego de la guerra y transformarlo en combatiente pese a todas las prohibiciones legales, tanto internacionales como nacionales. Es fácil, muy equívoco y terriblemente peligroso.
Es fácil porque el niño es influido y manipulado fácilmente. La propaganda, la incitación y lo más importante, la actitud del adulto es tomada por el niño en su valor literal - sin restricciones ni tener en cuenta su perspectiva real. Incluso cuando las intenciones de éstos no tengan un significado real, o estaban sólo exagerando para mantener con firmeza sus puntos de vista, o sencillamente tienen agendas ocultas de acuerdo al movimiento en que militen.
Es sencillo caer en la tentación de utilizar a los niños, son fáciles de manejar. Es simple confundirlos entre la imagen y la realidad, entre la fantasía y la verdad, solo se necesita adoctrinarlos para que crean lo que le interesa al adulto. Y ¿qué niño no ha jugado a la guerra con armas de juguete? ¿Qué niño no ha crecido con historias de heroísmo en la lucha? Los niños en nuestro país están expuestos a la violencia y al conflicto de manera permanente, ya sea como víctimas o espectadores. ¿Qué niño no quiere ser un guerrero, un héroe, un ganador, un símbolo? Qué fácil es para un adulto reclutar a un niño para la lucha, para los propósitos del mayor después de todo, el niño está allí y el legado de la organización que sea debe continuar, utilizarlo como arma o como víctima, para aterrorizar o ser aterrorizado, como elemento de destrucción o para ser destruido. De esa manera, los niños crecen con los mitos y los valores que la sociedad les proporciona, así podrán ser los representantes del futuro de nuestra nación, con el cada vez más preocupante cuestionamiento sobre el futuro de la misma.
Es fácil, erróneo, peligroso y terrible. La guerra no es un juego de niños. En el campo de batalla, los muertos no se levantan, los heridos quedan con secuelas tanto físicas como psicológicas y los abusados siempre guardarán rencor. La guerra no es un juego. Los niños no pueden ser considerados peones en un tablero de ajedrez, los niños están más inclinados al riesgo. Son menos cautelosos y de este modo están más expuestos a correr grandes peligros. En consecuencia, tienen muchas más probabilidades de ser heridos. Cuando el niño está en las primeras líneas, no hay milagros. Son muertos, son heridos y perjudicados corporal, mental y espiritualmente. Todo niño que ha sido expuesto a una batalla y a una efusión de sangre, llevará consigo daños psicológicos profundos, incluso si su propio cuerpo no ha sufrido daño alguno.
Poner al niño en las primeras líneas de fuego, como participante activo en la violencia, como agresor o como víctima, puede tener con el tiempo, terribles consecuencias personales y sociales. Un niño que ha probado el gusto de la sangre como participante activo en actos de violencia o como víctima, arriesga tener una marca indeleble en su alma y en sus actos a largo plazo. La violencia tiende a corromper el alma del que hace uso de ella, a disminuir el umbral de agresividad, especialmente cuando se trata de jóvenes. Un niño que ha tomado parte en actos de violencia es una amenaza para si mismo y para otros, así como para la sociedad en la que vive ahora y en el futuro. La agresividad que ha encontrado lugar dentro de su corazón es como si se dirigiera en el futuro, no sólo contra el enemigo sino también contra su familia, sus hijos, otros adultos y en particular, contra los más débiles que él.

3.14.2011

Mitos y argumentos que no corresponden a la realidad de la minería en Colombia

Las últimas semanas la minería de oro a gran escala ha estado en la mira de los medios de comunicación. Algunas de las informaciones publicadas han recogido verdades a medias, mitos y argumentos que no corresponden a la realidad.
Esto ha generado falsas y tendenciosas alertas en la opinión pública, surgidas del desconocimiento sobre la minería moderna, responsable y sostenible. La minería moderna y tecnificada no sólo es compatible con el cuidado del medio ambiente, sino que puede ser la mejor garantía para su protección frente a las extracciones ilegales de minerales.
Claudia Jiménez, Directora Ejecutiva del sector de la Minería de gran escala, subraya que afirmaciones falsas como "Si el Ministerio del Medio Ambiente autoriza la explotación de oro, los ríos se contaminarán con cianuro"; "si se llegase a desarrollar el Proyecto Angostura está en alto riesgo el acueducto de Bucaramanga", o "sólo se quedará en el país una mínima parte de los dólares frente a las ganancias de la multinacional", suman a los prejuicios y la desinformación, y se convierten en un obstáculo para el desarrollo de las comunidades y las regiones de la mano de una industria que es responsable y tiene un compromiso con la sostenibilidad.
Jiménez asegura que afirmaciones de esta índole muestran desinformación técnica. En Colombia hay poblaciones que tienen tradiciones antiguas en minería, como los municipios de Vetas y California en Santander. Desafortunadamente la explotación en el país no ha utilizado alta tecnología para su realización. Es más, hay presencia de minería ilegal, que de hecho hoy representa 85% del oro extraído en el país, que deforesta y envenena las aguas con manejo inadecuado de mercurio y de cianuro, y adicionalmente deja a su paso violencia e inequidad, pues no implica diálogo con las comunidades, pago de regalías o impuestos, generación de capacidades locales o cuidado sostenible de los recursos naturales.
Es necesario diferenciar, asegura Jiménez, entre las prácticas mineras artesanales, informales e ilegales, y la minería, moderna y responsable, en donde está presente el compromiso con la sostenibilidad ambiental, económica y social. La minería a gran escala cuenta con alta tecnología que permite un control milimétrico del manejo del cianuro, reutilización y cuidado del agua, impermeabilización del terreno para evitar filtraciones, y monitoreos diarios. Además, las autoridades nacionales e internacionales ejercen un control total sobre el proceso minero, comenzando por el proceso de licenciamiento, y continuando con auditorías rigurosas en los principales procesos que podrían llegar a impactar el medio ambiente.
Colombia tiene un potencial minero importante, parte del cual está aún por descubrir. La verdadera amenaza para la sostenibilidad es la pobreza y, en este sentido, la actividad minera formal puede atender necesidades reales de la población como generación de empleo, inversión social, transferencia de buenas prácticas y tecnologías, desarrollo empresarial y sobre todo, manejo cuidadoso y responsable del medio ambiente.
El Presidente Santos no se equivocó al decir que la minería era una Locomotora de desarrollo hacia la prosperidad. El sector de la minería de gran escala invita a los medios de comunicación a ser veedores en este proceso de desarrollo que está viviendo el país, mediante la investigación y el análisis de argumentos y experiencias reales sobre la minería moderna, que es, en efecto, sostenible y responsable con el medioambiente, y que por su desconocimiento en el país trae consigo mitos e imprecisiones.

3.07.2011

La restitución de tierras a campesinos debe ser ya

Agencias en Colombia del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones pidieron el Día Internacional de los Derechos Humanos, reforzar las medidas de protección de campesinos que lideran programas de reclamación de tierras.
Tanto la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos como la del representante del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), coincidieron en esa petición durante un foro que deliberó en la Universidad de Santo Tomás, en Bogotá.
Christian Salazar, de la primera de esas agencias, pidió al Gobierno Colombiano la adopción urgente de "una política y un programa de protección integral" en el proceso de restitución de tierras.
La Oficina de Salazar considera que la protección debe incluir "medidas de seguridad pública, evaluaciones locales de riesgo elaboradas conjuntamente entre organizaciones estatales y no estatales".
Igualmente, debe incluir "un amplio apoyo político, técnico y financiero a las comunidades y a las organizaciones de víctimas y de campesinos que reclaman tierras y acciones penales contundentes contra quienes atenten contra la vida de las víctimas y sus representantes".
La Oficina en Colombia de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió, asimismo, dedicar este año la celebración "a la vida y la restitución de tierras", con el fin de reconocer el importante momento histórico que vive el país en relación con los derechos de las víctimas del conflicto armado interno.
La voluntad de devolver las tierras a las cientos de miles de personas desposeídas es la iniciativa más audaz y valiente iniciada por el nuevo Gobierno Nacional en materia de derechos humanos.
La Oficina de Salazar insistió "en la necesidad de proteger a las víctimas, a sus organizaciones y a los funcionarios estatales que participan en el proceso de restitución de tierras, teniendo en cuenta los múltiples homicidios, amenazas y acosos contra quienes trabajan por los derechos de las personas desplazadas".
En el mismo acto, Therese Morel, representante de la ACNUR, consideró que "no puede seguir en riesgo y sin la protección adecuada" la vida de quienes reclaman sus tierras usurpadas en el marco del conflicto armado interno colombiano. "No podemos acostumbrarnos a que la cifra de homicidios relacionados con la reclamación de tierras vaya en aumento", señaló Morel.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, prometió devolver a unas 600.000 familias que fueron despojadas de sus tierras principalmente por paramilitares de la extrema derecha unos dos millones de hectáreas de tierras de aquí al 2.014, cuando concluye su mandato legal de cuatro años.
En los últimos siete años han sido asesinados en Colombia cerca de 45 campesinos que lideraban movimientos de restitución de tierras en distintas regiones y que les habían sido arrebatadas por grupos armados.
El Ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, anunció el compromiso de su cartera para coordinar el diseño y la implementación de un Plan de Prevención y Protección de personas en las zonas donde se llevará a cabo la restitución de tierras.
El alto funcionario recordó a Rogelio Martínez, Hernando Pérez y Óscar Maussa, los tres últimos campesinos asesinados y que lucharon por la recuperación de sus tierras.