Cuando se ahonda en la problemática de los conflictos de la explotación, de la discriminación, de la dominación, del asedio y la opresión en el entorno y terreno laboral encontramos casi de forma imperativa una especie de control directo ejercido por algunos patronos, a tal punto que estos se ven inmersos por su afán de generar de forma brutal, cruel y abrupta, el incremento de su capital, por lo que muchas veces el trabajador se ve obligado a disminuir su rendimiento laboral, y simultáneamente en la gran mayoría de las veces a estos trabajadores les toca mermar su libertad a causa del miedo sembrado y la amenaza latente de perder su empleo; esta serie de atropellos denotan unos vacíos que ponen en tela de juicio el rol estatal, ya que estas prácticas afectan potencialmente las condiciones y por encima de todo la dignidad del obrero, delatando de esta manera, un notorio punto de degradación y de alteración casi inhumano, de ahí el origen del conflicto obrero patronal. Cabe recordar que el conjunto de valores sociales universales, tales como la justicia distributiva, el respeto a los estatutos y las normas y la protección a la diversidad integral son objeto continuo de violación de los derechos humanos y laborales, en cuanto a los principios de la libertad y la igualdad quedan rezagados en el repertorio abstracto de las prácticas y las leyes.
Ciertamente el meollo del asunto no termina allí, los problemas del presente siglo abarcan los interrogantes del futuro del país, a saber, el desempleo, la pobreza, la subocupación, la crisis
de la seguridad social, la marginalidad, la privatización, liquidación, fusión y reestructuración de las empresas estatales, los despidos masivos, el comportamiento económico, el salario que está por debajo del costo de vida y la reducción de los contratos indefinidos encabezan la lista que sin lugar a dudas se han convertido en la trivial lucha y la constante preocupación del trabajador y de la comunidad en general, que embargan de incertidumbres y de turbulencias la suerte de la clase obrera, lo que aumenta progresivamente las tensiones y la inestabilidad social lo cual obliga de manera tácita a transitar por el sendero del rechazo, la oposición, la irritabilidad y el inconformismo generalizado.
De otro lado, aunado a lo anterior, encontramos la postura de algunos líderes entreguistas y esquiroles quienes actúan en complicidad al amangualarse con los patronos, inclinados por abarcar unos comodines, unos intereses mezquinos y unos fines ocultos, riñen y están en contradicción con los proyectos de la base, conspirando unos contra otros, traicionando los ideales y las políticas sindicales, por este marcado individualismo organizacional, y vistas así las cosas, estos dirigentes demuestran signos de flaqueza por la arbitrariedad que cometen por sus malas actitudes, lo que suma a su vez unos frecuentes altibajos que repercuten directamente en las condiciones de los demás trabajadores creando brechas que tienden a disgregar y a resquebrajar las firmes relaciones de sus miembros. Además, acrecientan
indefectiblemente unas reacciones en el marco institucional de las relaciones laborales, cuestionándose a carta abierta la capacidad definitoria de los gremios; y es así, que estos líderes por medio de sus actitudes menoscaban el auténtico liderazgo, el verdadero compromiso, la esencia ideológica, la convicción y el sentido de pertenencia tirando por la borda los valores morales, los principios gremiales, y por supuesto, la ética.
Esta tendencia burócrata es considerada como un factor de descomposición del sindicalismo lo que a su vez, es tomada como un claro ejemplo del capitalismo y del modelo económico
Neoliberal, otorgando así beneficio para unos pocos y exclusión para otros tantos. Todos estos acontecimientos han desmejorado gradualmente las condiciones y las necesidades junto con las aspiraciones de algunos obreros, ya que todas estas series de desigualdades y de injusticias ponen trabas o talanqueras y que además, paradójicamente, estancan las prácticas, el pleno desarrollo y ejercicios de los movimientos sindicales. Así mismo, la carencia de lealtad y la pérdida de convocatoria de algunos dirigentes agudizan la crisis de las organizaciones sindicales en Colombia.
Ciertamente el meollo del asunto no termina allí, los problemas del presente siglo abarcan los interrogantes del futuro del país, a saber, el desempleo, la pobreza, la subocupación, la crisis
de la seguridad social, la marginalidad, la privatización, liquidación, fusión y reestructuración de las empresas estatales, los despidos masivos, el comportamiento económico, el salario que está por debajo del costo de vida y la reducción de los contratos indefinidos encabezan la lista que sin lugar a dudas se han convertido en la trivial lucha y la constante preocupación del trabajador y de la comunidad en general, que embargan de incertidumbres y de turbulencias la suerte de la clase obrera, lo que aumenta progresivamente las tensiones y la inestabilidad social lo cual obliga de manera tácita a transitar por el sendero del rechazo, la oposición, la irritabilidad y el inconformismo generalizado.
De otro lado, aunado a lo anterior, encontramos la postura de algunos líderes entreguistas y esquiroles quienes actúan en complicidad al amangualarse con los patronos, inclinados por abarcar unos comodines, unos intereses mezquinos y unos fines ocultos, riñen y están en contradicción con los proyectos de la base, conspirando unos contra otros, traicionando los ideales y las políticas sindicales, por este marcado individualismo organizacional, y vistas así las cosas, estos dirigentes demuestran signos de flaqueza por la arbitrariedad que cometen por sus malas actitudes, lo que suma a su vez unos frecuentes altibajos que repercuten directamente en las condiciones de los demás trabajadores creando brechas que tienden a disgregar y a resquebrajar las firmes relaciones de sus miembros. Además, acrecientan
indefectiblemente unas reacciones en el marco institucional de las relaciones laborales, cuestionándose a carta abierta la capacidad definitoria de los gremios; y es así, que estos líderes por medio de sus actitudes menoscaban el auténtico liderazgo, el verdadero compromiso, la esencia ideológica, la convicción y el sentido de pertenencia tirando por la borda los valores morales, los principios gremiales, y por supuesto, la ética.
Esta tendencia burócrata es considerada como un factor de descomposición del sindicalismo lo que a su vez, es tomada como un claro ejemplo del capitalismo y del modelo económico
Neoliberal, otorgando así beneficio para unos pocos y exclusión para otros tantos. Todos estos acontecimientos han desmejorado gradualmente las condiciones y las necesidades junto con las aspiraciones de algunos obreros, ya que todas estas series de desigualdades y de injusticias ponen trabas o talanqueras y que además, paradójicamente, estancan las prácticas, el pleno desarrollo y ejercicios de los movimientos sindicales. Así mismo, la carencia de lealtad y la pérdida de convocatoria de algunos dirigentes agudizan la crisis de las organizaciones sindicales en Colombia.