8.29.2011

El sindicalismo desde la óptica social, incluyente y de beneficio colectivo


Cuando se ahonda en la problemática de los conflictos de la explotación, de la discriminación, de la dominación, del asedio y la opresión en el entorno y terreno laboral encontramos casi de forma imperativa una especie de control directo ejercido por algunos patronos, a tal punto que estos se ven inmersos por su afán de generar de forma brutal, cruel y abrupta, el incremento de su capital, por lo que muchas veces el trabajador se ve obligado a disminuir su rendimiento laboral, y simultáneamente en la gran mayoría de las veces a estos trabajadores les toca mermar su libertad a causa del miedo sembrado y la amenaza latente de perder su empleo; esta serie de atropellos denotan unos vacíos que ponen en tela de juicio el rol estatal, ya que estas prácticas afectan potencialmente las condiciones y por encima de todo la dignidad del obrero, delatando de esta manera, un notorio punto de degradación y de alteración casi inhumano, de ahí el origen del conflicto obrero patronal. Cabe recordar que el conjunto de valores sociales universales, tales como la justicia distributiva, el respeto a los estatutos y las normas y la protección a la diversidad integral son objeto continuo de violación de los derechos humanos y laborales, en cuanto a los principios de la libertad y la igualdad quedan rezagados en el repertorio abstracto de las prácticas y las leyes.
Ciertamente el meollo del asunto no termina allí, los problemas del presente siglo abarcan los interrogantes del futuro del país, a saber, el desempleo, la pobreza, la subocupación, la crisis
de la seguridad social, la marginalidad, la privatización, liquidación, fusión y reestructuración de las empresas estatales, los despidos masivos, el comportamiento económico, el salario que está por debajo del costo de vida y la reducción de los contratos indefinidos encabezan la lista que sin lugar a dudas se han convertido en la trivial lucha y la constante preocupación del trabajador y de la comunidad en general, que embargan de incertidumbres y de turbulencias la suerte de la clase obrera, lo que aumenta progresivamente las tensiones y la inestabilidad social lo cual obliga de manera tácita a transitar por el sendero del rechazo, la oposición, la irritabilidad y el inconformismo generalizado.
De otro lado, aunado a lo anterior, encontramos la postura de algunos líderes entreguistas y esquiroles quienes actúan en complicidad al amangualarse con los patronos, inclinados por abarcar unos comodines, unos intereses mezquinos y unos fines ocultos, riñen y están en contradicción con los proyectos de la base, conspirando unos contra otros, traicionando los ideales y las políticas sindicales, por este marcado individualismo organizacional, y vistas así las cosas, estos dirigentes demuestran signos de flaqueza por la arbitrariedad que cometen por sus malas actitudes, lo que suma a su vez unos frecuentes altibajos que repercuten directamente en las condiciones de los demás trabajadores creando brechas que tienden a disgregar y a resquebrajar las firmes relaciones de sus miembros. Además, acrecientan
indefectiblemente unas reacciones en el marco institucional de las relaciones laborales, cuestionándose a carta abierta la capacidad definitoria de los gremios; y es así, que estos líderes por medio de sus actitudes menoscaban el auténtico liderazgo, el verdadero compromiso, la esencia ideológica, la convicción y el sentido de pertenencia tirando por la borda los valores morales, los principios gremiales, y por supuesto, la ética.
Esta tendencia burócrata es considerada como un factor de descomposición del sindicalismo lo que a su vez, es tomada como un claro ejemplo del capitalismo y del modelo económico
Neoliberal, otorgando así beneficio para unos pocos y exclusión para otros tantos. Todos estos acontecimientos han desmejorado gradualmente las condiciones y las necesidades junto con las aspiraciones de algunos obreros, ya que todas estas series de desigualdades y de injusticias ponen trabas o talanqueras y que además, paradójicamente, estancan las prácticas, el pleno desarrollo y ejercicios de los movimientos sindicales. Así mismo, la carencia de lealtad y la pérdida de convocatoria de algunos dirigentes agudizan la crisis de las organizaciones sindicales en Colombia.