4.20.2015

Diálogos de paz o engañifa para asesinar los hijos del pueblo?

A las 11:30 p.m. del martes, soldados de la brigada número 17 del Ejército fueron emboscados en el departamento del Cauca. El ataque fue perpetrado en completa oscuridad. Los guerrilleros dañaron una de las líneas principales del alumbrado público para facilitarse el acceso hasta el lugar en que estaban los militares.
Toda la vereda, la angosta calle rodeada de casas y coronada por una pequeña iglesia, los cerca de 900 adultos y más de 150 niños que la habitan, quedaron en completa oscuridad, sin energía eléctrica.
La cancha de microfútbol en la que fue perpetrado el ataque se encuentra rodeada de casas de campesinos de la vereda La Esperanza. La Escuela, asimismo, está a menos de 200 metros del lugar.
Los ruidos de las explosiones y las balas se extendieron desde las 11:30 p.m. del martes, hasta las 4:00 a.m. del miércoles. Y luego sólo quedó el llanto, en medio de la oscuridad, de los 40 soldados sobrevivientes. “Los soldados lloraban, seguían pidiendo auxilio… y seguían llorando”.
El miércoles al amanecer, los habitantes del caserío se enteraron de que los guerrilleros aprovecharon la fuerte lluvia de la noche, se acercaron a menos de 20 metros de la  cancha de microfútbol en que estaban los soldados, los atacaron primero con granadas y explosivos, y luego con ráfagas de fusil.
Algunos de los soldados tuvieron tiempo para alcanzar su fusil. Sólo algunos, porque estaban ocupados en resguardarse de la lluvia y en preparar chocolate caliente contra el frío.
En la cancha de fútbol en que ocurrió el ataque, se pueden ver los cráteres que dejaron los explosivos y las vainillas de las balas disparadas. En una esquina, sólo en una esquina, podían contarse 69 de esos restos de proyectiles.
Los habitantes de la vereda La Esperanza oían cada una de las explosiones y las ráfagas de fusil, igualmente los gritos: los soldados pidiendo auxilio, pidiendo que no los dejaran morir, pidiendo que hicieran algo por ellos. 
Aquello lo escuchaban mientras se abrazaban debajo de las camas, en las habitaciones de sus casas de madera, temiendo que alguna de las granadas rompiera los techos de lata.
Según informó el secretario de Gobierno de Cauca, los hechos transcurrieron en una zona selvática, de difícil acceso, conocida como la vereda La Esperanza, en el municipio de Buenos Aires.
El ataque se registró a tres días de que la misma guerrilla asesinara a dos soldados en Itüango (Antioquia) y se escondiera entre la población civil.
En buena hora el ex -presidente Álvaro Uribe Vélez, rechazó la muerte de estos valientes  soldados a manos de guerrilleros de las Farc y calificó el hecho de “cobarde”, al tiempo que dijo que no se puede permitir el chantaje de los subversivos en la liberación de secuestrados. 
“Frente a estos terroristas tenemos que mantener toda la firmeza y no caer en el engaño del chantaje político”, dijo Uribe.
Recordó que en las más recientes operaciones de las autoridades han incautado 325 kilos de explosivos en el departamento del Huila, pero que las Farc “asesinan cobardemente a los policías en La Julia, Meta”, en alusión a un ataque que le costó la vida a dos uniformados el pasado 8 de mayo.
Y para colmo de males, este grupo ilegal mantiene unos postulado ya mandados a recoger, indicando que; “frente al crimen de los soldados, el guerrillero de las Farc Pastor Alape, presente en Cuba, condenó que se siga “ordenando operativos militares contra una guerrilla que está en tregua”.