5.05.2014

El Valle del Cauca, la cenicienta en el paseo de la politiquería

Que se burlen del Valle del Cauca como desde hace años atrás lo hace el centralismo bogotano, que le desconozcan a esta región su importancia, es algo a lo que nos hemos acostumbrado y resignado inexplicablemente; que el Pacífico se lo lleven para el Atlántico como que poco nos importa. Pero que nuestra mal llamada clase dirigente no haga nada y que sólo atienda sus apetitos personales y egoístas, sí debe llevarnos a la reflexión y a levantarnos para protestar y exigir el cambio que el Valle del Cauca requiere con urgencia.
Pero como desde el cerro de Monserrate y desde el Olimpo del Gobierno Nacional, al igual que desde el poder legislativo y el jurisdiccional sucede lo propio, se nos mira con desdén y por encima del hombre, pues ahora resulta que por vicios de fondo y no haberse dizque realizado todo el trámite, la Ley 1628 de 2013 que respaldó y reglamentó la alianza de países como Perú, México, Chile y Colombia y que se considera la redención para Buenaventura y la costa pacífica colombiana, fue declarada inexequible por la Sala Plena de la Corte Constitucional.
Mejor dicho ahora sí la situación social del primer puerto colombiano sobre el Pacífico se agravará mucho más. Hay que iniciar un nuevo trámite con nuevo proyecto de ley para discutir en comisiones y plenarias, para que si se aprueba vaya a sanción presidencial y con esa celeridad con que se trabaja en nuestro Congreso, pasará mucho tiempo antes que se le dé aprobación.
¿Cuándo será que nos haremos respetar? ¿Cuándo será que exigiremos lo que en justicia nos corresponde? ¿Cuándo será que no mendigaremos más sino que lucharemos a brazo partido por lo que le corresponde a toda la comunidad y no a unos pocos?.
Despertemos, porque están haciendo con el Valle del Cauca lo que les provoca a unos cuantos que incluso lo parcelan y discriminan como sucede con Buenaventura, donde mientras “Juan Pueblo” vive en tugurios palafíticos en su mayoría, sin calles pavimentadas, sin seguridad, sin energía y sin agua potable, enclavada en su territorio esta la Sociedad Portuaria con todos esos beneficios, siete días a la semana, los doce meses del año; con toda la seguridad del caso y produciendo riqueza para unas poquísimas personas.