1.07.2014

Los colombianos de a pie VS e l salario máximo de los congresistas

Luego de la gran discusión y el malestar generado por la prima especial de servicios otorgada por Santos al Congreso, y la reciente declaración del vicepresidente Argelino Garzón donde solicitó al Gobierno actuar con la misma generosidad que tuvo con los congresistas, en menos de un mes y medio mientras se estuvo negociando el salario mínimo, la pelotera por la suerte de su monto final para el próximo periodo laboral se puso al rojo vivo.
Y que no se le ocurra a Santos seguir afirmando a boca llena que aumentar considerablemente el salario mínimo en Colombia significa aumentar el desempleo, porque es un insulto a nuestra pobre clase trabajadora; cínica afirmación, teóricamente posible, pero propia de un burócrata al que no le ha tocado aguantar nunca en su vida necesidades reales.
¿Se inclinó Santos a pensar siquiera en reducir los topes de los salarios máximos vigentes, o en determinar a cuántos colombianos se les podría pagar el salario mínimo con el sueldo de un congresista, antes de devolverles el dinero que justamente les habían quitado?.
No lo hizo porque él no piensa en los pobres, porque son maleables y se les embauca fácilmente; piensa es en los ricos, en los que reciben su deliciosa mermelada y que son peor de maleables, pero con poder electoral. Casi cuarenta colombianos podrían recibir un salario mínimo con el sueldo de un congresista. Congresistas que no hacen nada, a excepción de un puñado.
El rechazo social generado por la restitución del dinero (prima especial de servicios) que los congresistas habían perdido con la eliminación de las primas de localización y de salud a través de un fallo del Consejo de Estado, se argumenta por parte del Gobierno en que la decisión del alto tribunal afectaba los ingresos de 1.900 empleados públicos.
Pero no, es mermelada purita para que nuestros “honorables” congresistas se venden los ojos ante las leyes que el alto Gobierno impone a los colombianos para darle continuidad al proyecto de permanencia en el poder de uno de los peores presidentes que hemos padecido, sin duda el más mentiroso.
Para el colombiano “de a pie”, que recibirá en el 2014 un salario mínimo mensual de $688.000 incluido el subsidio al transporte, la jugada de Santos fue una de las peores, y no es para menos, en el país, según la revista Dinero, el 5,7 % de los ocupados recibe ese ingreso, es decir 1.166.565 trabajadores; peor aún, el 85,7 % de ocupados reciben dos salarios mínimos o menos, o sea 17.005.747 personas.
Nuestra circense realidad no da esperanza para la base trabajadora en 2014, pues cuando reciban el degradante aumento, deberán 200 veces su monto, porque el ciudadano “de a pie” preso de las leyes económicas, con el estómago y la billetera vacíos, se endeuda sin tener certeza de cómo va a pagar, mientras que algunos congresistas aseguran que sus sueldos son insuficientes.