9.16.2013

Un sombrío panorama aqueja los cultivadores y al agro en Colombia

Las tendencias de importación de años anteriores siguen vigentes en 2013. Por eso, las seis empresas que dominan el mercado definen el precio interno. Sin embargo, al comparar los precios a nivel internacional y lo que tienen que pagar los campesinos en Colombia por un kilo de fertilizantes, los costos internos superan los del exterior entre el 30 y el 50%. Por ejemplo, en diciembre de 2012, un kilo de urea se conseguía fuera de las fronteras en $897. Las sociedades que lo vendieron en Colombia lo hicieron a $1.248.
La diferencia es del 40%, y el caso se repite en cualquiera de los insumos básicos. Por ejemplo, en el caso del potasio, el precio promedio internacional fue de $764, el interno llegó a los $1.223 por kilo, una diferencia del 60%. El fosfato se pagó a $681 en el exterior y en el país a $1.489. El sobrecosto alcanzó el 118%. Para los campesinos estas diferencias inciden mucho en la rentabilidad del campo, porque para abonar una hectárea de tierra ellos tienen que invertir hasta el 30% del total de los costos mínimos de producción de sus cultivos.
En el caso de la producción de arroz, algodón, papa y maíz blanco, por ejemplo, los precios de los fertilizantes representan entre el 20 y el 30% de sus costos. Por el lado del café, el cacao, la palma y la caña panelera, van desde el 15 hasta el 30%. Razones suficientes para que los campesinos le insistan al Gobierno para que ejerza un control directo sobre los precios de los fertilizantes para evitar los referidos sobrecostos. Sin embargo no es una petición nueva. Desde 2006 el Ministerio de Agricultura monitorea los precios de los agroinsumos, pero no interviene para corregir.
El reclamo de los campesinos no prospera debido a que, según un estudio sobre el mercado de agroinsumos hecho en 2007 por la firma Econometría, en el país hay suficiente competencia y oferta de fertilizantes. En consecuencia, en criterio de las autoridades no existen razones para “imponer un régimen de libertad regulada de precios”. Además, aseguran que no existen empresas dominantes con capacidad para manipular precios. Los datos de las importaciones de los últimos años parecen demostrar todo lo contrario.
En dicho estudio elaborado en 2007 para establecer “bases para una política de precios”, quedó escrito que los insumos básicos para fertilizar la tierra (urea, fosfato y potasio) equivalen al 80% del negocio de los agroinsumos en Colombia. Frente al incremento constante de los precios, el documento lo justificó afirmando que obedecía al exceso de la demanda mundial; incluso señaló en uno de sus apartes, en ocasiones el precio en Colombia se quedó corto frente a la cotización internacional.
Lo cierto es que los fertilizantes de la discordia son básicos en la agroindustria nacional, porque los suelos del país son ácidos. Es más, Colombia es uno de los países del mundo que más cantidad de fertilizantes usa por hectárea cultivada. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en el país se usan 499 toneladas de fertilizantes por hectárea cultivable. Los técnicos del Ministerio de Agricultura sostienen que esa cifra es exagerada y que seguramente hay mucho desperdicio de insumos por inasistencia técnica. Su recomendación es hacer un uso más eficaz para que los campesinos no gasten tanto. Controlar precios