9.23.2013

Los niños y jóvenes sin cadena de custodia en Colombia

Las cifras fueron reportadas por el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y recogidas por Unicef Colombia en el Sistema de Información sobre la Niñez y la Adolescencia (Sinfonía). Esta herramienta, habilitada al público, contiene 7 millones de datos de fuentes oficiales sobre 79 indicadores relacionados con los menores de edad en Colombia.
Es la evidencia de cómo el conflicto acaba con la inocencia de las próximas generaciones, esa parte de la población que se debe proteger.
No sólo porque se trata de población civil que debe ser excluida de las confrontaciones, sino también porque los niños, las niñas y los adolescentes están aquí para soñar y ser protegidos, y no para sufrir los embates de una guerra que no les pertenece.
De acuerdo con los expertos, uno de los indicadores que ayudan a evidenciar mejor la victimización de la que han sido parte los niños colombianos es el reclutamiento.
Las cifras del ICBF indican que desde finales de 1999 a la fecha, 5.120 niños, niñas y adolescentes han dejado las filas de los grupos armados al margen de la Ley, la mayoría de forma voluntaria.
La mayor parte de esa desvinculación empezó a registrarse desde 2005, el deshonroso primer lugar se lo lleva Antioquia (183.716), seguido de Nariño (148.769), Tolima (95.995), Caquetá (95.492), Bolívar (87.857), Cauca (87.432) y Valle (81.649).
Se trata de cómo cientos de colombianos, una vez dentro del grupo ilegal, se enfrentan a más tipos de victimización. Un investigador del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC, explicó por ejemplo, la afectación que produce enfrentarse a cargas emocionales para las que los menores no están preparados.
Un menor adentro empieza su vida sexual mucho antes y es una forma de vulneración. Están sometidos a cometer y a ser testigos de atrocidades, a asesinar a veces a sus propios compañeros o a ver a sus compañeros caer en combate. Están los trabajos de guardia, vigilancia nocturna, la ranchería, son trabajos arduos y a sus cortas edades ya están obligados a hacerlos como si fueran adultos.
Lo que sí no está claro, en cifras, es cuántos niños, niñas y adolescentes, integran los grupos armados ilegales. El estimativo más moderado habla del 25 por ciento de los 8 mil integrantes, que de acuerdo con el Ministerio de Defensa, tienen las Farc y de los 2 mil, aproximados, del ELN.
No obstante, otros estimados, hablan que el 45 por ciento de los desmovilizados en el programa de reintegración fueron reclutados cuando eran menores de edad.
“En este momento hay 30 mil desmovilizados en el programa de Reintegración.
¿Cuál es el problema de fondo? Que un adolescente por huir de su casa, de su escuela y de su entorno, se une al grupo armado ilegal que esté presente en el lugar donde vive. Por huir de la violación, de la falta de oportunidades, cae en la trampa perversa que si son BACRIM no tienen los beneficios que tendrían si hubiera estado en un grupo armado ilegal.
Hay algunos tipos diferentes de seducción en las redes sociales para capturarlos y venderles la idea de que es una buena opción, les dan dinero y ropa. Van al campo y les dicen que para qué ir a la escuela si no hay trabajo. Lo cierto es que una familia afectuosa y protectora no permite que un niño sea seducido.
Los tres factores, trabajo infantil, maltrato infantil y violencia intrafamiliar se reconocen como los principales agentes de riesgo para la vinculación de menores a grupos ilegales armados o las bandas criminales que operan en su sector.