7.30.2012

La internet, el gran avance y el peligro de no ser bien manejado por los niños


Los peligros en Internet aumentan conforme crece la exposición de los menores a la Red sin una adecuada supervisión por parte de los adultos, como sucede durante el verano. Por otro lado, esa falta de supervisión puede además provocar que los niños hagan usos inadecuados o poco responsables de la Red. El verano es un momento ideal para cambiar las reglas del juego.
Para los especialistas, la clave del éxito está en el diálogo. Los menores deben saber que pueden confiar en los padres en todo momento, y que van a tener su apoyo. Muchos menores no les cuentan a sus padres los problemas que tienen en Internet por temor a irritarles.
El ordenador debe estar situado en una sala pública como el salón, o una habitación de uso común, aunque eso no va a garantizar que el menor acceda a Internet a través de los ordenadores de los amigos, o los de un cibercafé o biblioteca. Por otro lado, los padres muchas veces olvidan que el teléfono móvil es una vía de acceso a Internet cada vez más habitual, y que los riesgos que se corren con el teléfono móvil son similares a los de un ordenador conectado a la red. Por eso es conveniente revisar habitualmente la factura telefónica y la actividad de la cuenta de los menores, y además establecer un lugar común, por ejemplo una mesita auxiliar en el salón, donde se recarguen juntos los teléfonos de padres e hijos. Que en ningún caso se los lleven a solas a la habitación por las noches.
No se trata de prohibir Internet. Esta medida sólo trasladaría el problema a otros ordenadores. Es mejor explicar a los hijos por qué no deben acceder a determinadas páginas, y qué peligros les acechan si desarrollan determinadas conductas que ellos creen inocuas, por ejemplo, proporcionar información personal en las redes sociales. Hay que dejarles claro de forma razonada que si ponen muchas fotos de la casa, escriben su dirección, y dicen que se van de vacaciones, hay muchas posibilidades de que al volver no queden ni las bisagras de las puertas.
Por suerte, en esta lucha contra los peligros que amenazan a los menores en Internet, los adultos tienen a la tecnología de su parte. Todos los ordenadores domésticos deberían tener instalado un antivirus y un cortafuegos, porque sólo así se evita que el ordenador sea pasto de redes de ordenadores zombies que usarán la máquina para cometer todo tipo de delitos.
Se les puede explicar a los menores que no conviene que visiten ciertas páginas, pero además el acceso a esas páginas se puede bloquear desde el control de contenidos de navegador o desde un programa de control parental.
De igual manera, es posible establecer un horario de uso. Los programas de control parental permiten fijar la franja horaria en la que puede navegar el niño. Para ello cada hijo deberá tener una cuenta de acceso de usuario con privilegios limitados, ¡JAMÁS COMO ADMINISTRADOR!
Gran parte de los archivos que circulan en las redes de intercambio P2P están contaminados, incluyen programas espía, troyanos, virus y, en muchos casos, el contenido real no tiene nada que ver con el título.
Muchos padres ni siquiera saben que, aunque sus hijos dediquen poco tiempo a navegar por Internet, luego dejan el ordenador encendido descargando contenidos, mientras que los padres permanecen totalmente ajenos al contenido que se descargan. Recordemos los “extintos” videoclubs, en ellos encontrábamos distintas secciones y temáticas, en internet pasa igual, podemos disfrutar de los mejores contenidos de animación infantil pero también de las temáticas más duras y atroces de las que jamás podríamos imaginar.