9.21.2009

El Valle debe apostarle a la seguridad social y educativa

El Valle del Cauca es el segundo departamento de Colombia en desarrollo humano, índice que mide el avance de una región de acuerdo con tres parámetros: Esperanza de vida, tasa de alfabetización y nivel de vida digno (ingreso per cápita).
En ese sentido, la región tiene un índice de desarrollo de 0,80, lo que la ubica detrás de Bogotá, cuyo índice es 0,83.
La cifra muestra el avance indiscutible de la región, pese a que siguen persistiendo situaciones de exclusión y grandes contrastes entre crecimiento económico, condiciones de vida, recursos y oportunidades.
Así se desprende del informe del Programa de las Naciones Unidas, PNUD, que se dio a conocer en la Universidad Javeriana y que contiene un profundo análisis, propuestas y retos para la región en temas económicos, sociales, educativos, de salud, seguridad, medio ambiente, participación ciudadana y gobernabilidad.
Según lo reseña el Informe de desarrollo humano para el Valle del Cauca, el índice de población con necesidades insatisfechas es de 15,6%, casi la mitad del nacional, que es de 27,6%. La tasa de homicidios por cada cien mil habitantes se redujo sustancialmente y la región contribuye con el 11% al PIB nacional.
Sin embargo, el Valle sigue siendo una región desconfiada, (el 29% de sus habitantes confía en sus vecinos y el sólo 10% en los alcaldes), persiste la deserción escolar y el medio ambiente sigue siendo el talón de Aquiles de la región.
La cobertura es alta, pero persiste la deserción en la educación
Las tasas brutas de escolaridad en el Valle son altas en la primaria (113,3%) y en la básica secundaria (98,4%), pero no se ha logrado aún cobertura universal en la básica, (de cero a noveno grado).
Las tasas más bajas de cobertura y asistencia escolar se presentan en los municipios del extremo norte del departamento y en algunos del centro-occidente. Buenaventura se caracteriza por tasas de asistencia intermedias para niños y niñas entre 6 y 14 años y altas para jóvenes de 15 a 17 años, infladas por la extra edad tardía, que evidencia problemáticas de permanencia y logros educativos.
Según el informe, los niveles de escolaridad de los niños, niñas y adolescentes de las áreas rurales muestran progresos, pero las tasas de asistencia escolar guardan relación con las desigualdades socioeconómicas y son menores en los estratos bajos y el sector rural, especialmente para jóvenes de 15 a 19 años de edad.
Frente a la educación superior, el Valle también evidencia un retraso en las tasas de escolaridad y asistencia. La cobertura, que llega al 24%, es inferior a la media nacional (25%) y está lejos de la de Bogotá (50%) y algunas regiones del país.
La desigualdad en la asistencia escolar por municipios también se da en la educación superior, sólo en cinco municipios la tasa promedio es superior a 24%.
Según estimativos del PNUD, se requieren como mínimo doce años de escolaridad para estar en condiciones de superar la pobreza. Considerando la población más joven (entre 15 y 24 años), el Valle del Cauca está aún 2, 4 años por debajo de esa meta. La distancia es mayor para la zona rural (4, 2 años) y para hombres, tanto de la zona urbana como la rural es de 2,6 y 4,6 años respectivamente.
La deserción escolar.
Aunque en los últimos años las tasas de deserción y repitencia se han reducido en el departamento, sus niveles siguen siendo preocupantes, como también las diferencias territoriales de niños y niñas de 3 años.