4.04.2016

Después de su muerte le llegará la atención de su EPS en Colombia

Si en las regiones llueve, en la provincia está cayendo el diluvio universal, no hay rincón de Colombia, grande o pequeño, que se salve de la crisis por la que atraviesa el sistema de salud, que ya hizo metástasis, como una enfermedad dañina, en el cuerpo entero del país y que lo invade todo, desde las aldeas que se arraciman en la orilla del mar, hasta las imponentes ciudades de la montaña o de la llanura.
Reconocer la amplitud de la cobertura y atención en salud no implica que ella sea totalmente satisfactoria, pues siempre existirán nuevos tratamientos que los médicos o prestadores querrán intentar en procura de validar sus posibilidades de curación u oferta de mayor bienestar. Justamente, la distancia que separa tratamientos y alternativas posibles y razonables de atenciones deseables y deseadas, es la que se marca entre la posibilidad de consolidar un sistema eficiente y la crisis actual, que ha sido, por cierto, reiterativa. A la formación de la brecha han contribuido por igual prestadores de salud y jueces de tutela. Los galenos, porque al no encontrar límites institucionales para sus pretensiones, inspiran a sus pacientes a buscar medicamentos y tratamientos innovadores y de alto costo, así no estén suficientemente probados. Los togados, porque en sus decisiones se limitan a garantizar el derecho de un individuo así tal concesión imponga altos costos a los demás participantes del sistema de salud.
Es conocido por mucha gente que los dineros de las EPS son aportados por muchos ricos inversionistas del país dentro de los cuales hay varios políticos que buscan en que invertir el dinero de la mermelada que les dieron, o de las comisiones por favores que cobraron, y nuestro sentir indígena también nos dice que entre más intermediarios exista en una relación de negocios, menos dinero será para las partes que aportan y las que prestan el servicio. La crisis de la salud no es por aplicar los mejores conocimientos del cuerpo médico para mejorar y solucionar los problemas de salud de los colombianos, sino por mantener y aumentar las ganancias de estos emporios económicos, entre otras, razón por la cual nombraron entre ellos a un ministro de salud vicepresidente de un grupo bancario muy poderoso para que les cuidara la plática y no a un verdadero conocedor de la medicina y de los problemas y las necesidades de salud con los conocimientos en esta área que se requieren para que la población tenga acceso a lo que la ciencia ofrece para solucionarlos.
Señor Ministro, ahora resulta que los culpables de la crisis son los profesionales de la medicina, que reciben una educación médica de mejor calidad del continente y que tienen entrenamientos médicos que están a la par de los países más desarrollados del mundo, lo cual se refleja claramente cuando al país vienen a laborar médicos de otros países que terminan lesionando a nuestra población. Pero como a la óptica del economista que solo piensa en dinero, la calidad de los profesionales no importa, porque al ministro de salud lo deben atender en las clínicas privadas más prestantes del país con una Póliza Prepagada Plus que le cubre todos esos avances de la medicina, pues poco sabe de tener que hacer colas desde la madrugada para obtener una ficha para una consulta o esperar en un servicio de urgencias 12 horas para que lo atiendan, o hacer un largo recorrido por entre montañas para llegar a un puesto de salud, pues poco sabe de la necesidad de calidad de atención para que ese esfuerzo que esta gente hace, valga la pena.
Esta necesidad fue la que no entendió el Congreso que concluyó su período en 2014, y que fue tan eficiente para tramitar la Ley Estatutaria, con mayores garantías a los pacientes, como arrogante y displicente para bloquear, en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, el trámite de la ley ordinaria o Reforma a la salud, que regulaba la financiación y operación del sistema, controlando fuentes de corrupción y de derroche.