8.20.2013

Agiotistas les llevan la delantera a las entidades bancarias… por qué?

El fenómeno de los préstamos “gota a gota” es un monstruo de mil cabezas que ha ido incursionando en los distintos estamentos de la sociedad, especialmente en las clases baja y media y con alguna proyección en la alta.
Las gentes cansadas de los engorrosos trámites ante las entidades bancarias o financieras, donde el papeleo, fiadores con propiedad, hipotecas etc., hacen que “Juan Pueblo” haya tenido que recurrir a las arbitrariedades de los matones que en representación de los patronos los prestamistas y agiotistas, se sienten dueños del mundo y de las personas, a quienes insultan y hasta golpean en sus sitios de trabajo, al tiempo que destruyen las pocas pertenencias que dichas personas tengan en su casa de habitación o negocios.
Es un calvario el que a diario deben vivir quienes recurren a la “ayuda” de estos malhechores de la peor calaña.
Por eso resulta risible el proyecto de Ley del senador Cepeda, dizque de acabar con el “gota a gota”, obligando a los bancos a prestarles a las gentes al 1.3 por ciento mensual. Pero se le olvida todas las trabas que le ponen a la gente y que no se sabe qué es peor, si aguantarse a los matones o cobradores a sueldo del sistema o a una cobradora del banco, que de manera insolente le reclama a quien se ha atrasado en los pagos porque no tiene con que hacerlo, que robe, mate, empeñe, haga más préstamos (de pronto al gota a gota) etc., para que le pague al banco que ella representa. De noche, antes de las ocho de la mañana, a la hora del almuerzo y la comida y hasta bien entrada la noche, está la “chepita” llamando a cobrar, regañar y más cobrar.
Por eso me parece ilógico el proyecto de Ley y el “gota a gota” se ha convertido en un fenómeno que es muy difícil controlar y que ante las circunstancias adversas y de necesidad de las personas, deben recurrir a él ya que no se demora tanto el trámite, el desembolso es casi que de inmediato como se necesita, no se necesita llenar papeles, pagarés, pólizas, seguro etc., como exigen las entidades de crédito, sino que todo se circunscribe al compromiso verbal y lo máximo a firmar una letra.
Los llamados prestamistas informales conocidos popularmente como “gota a gota” o “agiotistas”, están cobrando intereses en los préstamos que alcanzan hasta el 20% mensual. Un ejemplo de la vida real es la mejor prueba para corroborarlo.
Aunque la ley penal castiga con cárcel el delito de usura, por ser poco aplicada, el negocio de los prestamistas ha prosperado, puesto que pocos negocios rentan tanto como prestar dinero a tasas por encima de los permitidos por la ley, y ante tanta rentabilidad, vale la pena  asumir el riesgo de perder lo prestado o de terminar en la cárcel, último riesgo muy lejano, casi inexistente.
Lamentablemente, ante lo costoso que resulta el sistema financiero formal, mucha gente no tiene otra alternativa que recurrir a prestamistas particulares, puesto que para el caso de préstamos de bajo monto, puede resultar igual de costoso pagar a un particular el 10% que solicitar un crédito al banco, además de resultar mucho más ágil.
De hecho, el negocio con los Agiotistas no es perseguirlos o constreñirlos, lo que debe hacer el Estado y la banca es mejorar las condiciones de préstamo a la gente para que puedan acceder con facilidad a estos empréstitos, sin tanto enredo, fiadores, y la tramitomania que solicitan para que al fin del camino, nieguen los créditos, esa es la gran y enorme y tal vez inalcanzable ventaja que les llevan los llamados “gota a gota” a las entidades bancarias en Colombia. De ahí que señores Congresistas, no sigan haciendo cuentas alegres con las necesidades del pueblo, quien en últimas es quien las padece.