11.06.2012

Las chimeneas rodantes, el drama de las ciudades contaminadas


Llegó la hora de poner freno a las chimeneas ambulantes. En todo el mundo se ha desatado una gran cruzada, impulsada por ecólogos que reclaman de sus gobiernos una gestión ambiental para detener la marcha de vehículos altamente contaminantes. La propuesta surgió del Encuentro de Ciudades, celebrado en el Colegio Verde de Villa de Leiva, al cual asistieron delegaciones de Latinoamérica y Europa.
Funcionarios y ecólogos analizaron, por primera vez a alto nivel, el problema de contaminación de las ciudades. Trataron de detectar causas de lo que ocurre en ciudades y municipios de América y Europa, donde el alto grado de polución ha colocado en grave riesgo la salud humana y ha tenido profunda incidencia en fenómenos como el calentamiento de la Tierra.
Los expertos sostienen que la creciente artificialización de la naturaleza, por la acción transformadora del hombre, requiere un urgente replanteo. Ese proceso se palpa más en las ciudades, donde el uso irracional de los recursos, los problemas derivados de la pobreza y las condiciones generales de vida hacen aún más crítica la realidad ambiental.
Las partículas en suspensión que se derivan de las grandes industrias y enrarecen la atmósfera, los residuos sólidos y líquidos que enturbian y contaminan las aguas, no son en las ciudades las principales causas de contaminación: son los automotores.
Estas fuentes móviles de contaminación generalizan el problema ambiental en las ciudades del mundo. Las razones son varias. En primer lugar, el aumento progresivo en el número de vehículos que recorren las calles, el incremento en el consumo de hidrocarburos, la falta de mantenimiento de los carros y la falta de normatividad de los gobiernos frente a este problema.
Salvo lo que viene haciendo Chile, que ha determinado la revisión de vehículos dos veces al año con el fin de contrarrestar la contaminación proveniente de esas fuentes móviles, ningún otro país en el mundo está trabajando en ese sentido.
Incluso en países como Colombia, no hay normas que regulen o sancionen el tránsito de automotores altamente contaminantes. En las grandes ciudades colombianas, es normal ver buses, camiones o automóviles convertidos en auténticas chimeneas que deterioran el medio ambiente.
Los ecólogos, altamente preocupados por la situación, consideraron la posibilidad de concientizar a conductores y propietarios de vehículos. También pidieron la creación de un fondo en las Naciones Unidas, similar al creado recientemente por el Banco Mundial, dirigido a ayudar a las ciudades y municipios más afectados por la contaminación.
De ahí que el municipio debe tenerse como el centro vital de la democracia y al ciudadano como célula básica de la vida social. 
Que la justicia social y la equidad deben ser las directrices de la gestión ambiental municipal. 
Que en el fortalecimiento del poder local y de la responsabilidad ciudadana se apoya la real participación democrática, necesaria para el desarrollo sostenible. 
Que la propuesta de gestión ambiental orientada hacia ese desarrollo se obliga a consultar las necesidades y aspiraciones de la comunidad. 
Que ningún proyecto de futuro puede prescindir del reconocimiento de la sabiduría tradicional ni de la apropiación de los beneficios del saber contemporáneo. 
Que la verdadera cooperación internacional se fundamenta en el diálogo entre iguales, donde el mutuo aprendizaje es la base del desarrollo.