11.19.2012

¿Dónde quedaron las tradiciones de Navidad?


En Colombia, el inicio de la celebración de Navidad se hace oficial con la noche de las velitas, que se lleva a cabo el 7 de Diciembre, víspera de la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción de María. En esta fecha, las familias se reunían para encender una gran cantidad de velas o faroles en frente de las casas y, de esta forma, trazar el camino para que la Virgen María bendijera sus hogares.
Durante la noche de las velitas, los espectáculos pirotécnicos creaban una fiesta de colores en el cielo. Además, las calles se llenaban de luces y los alumbrados más famosos de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, creaban una fiesta de colores en la noche, con espectáculos pirotécnicos que atraían visitantes de todas las regiones del país y del mundo.
La Navidad en Colombia era una gran fiesta, tiempo de recogimiento y unión familiar; época especial para expresar cariño, compartir con los amigos y, por supuesto, rezar la Novena de Aguinaldos, congregados alrededor del Pesebre y el Árbol de Navidad; los colombianos rezaban multitudinariamente, cantaban villancicos, disfrutaban la alegría de las fiestas decembrinas y compartían con los más pequeños el mensaje del nacimiento del Niño Dios.
En estos encuentros se ofrecían bocadillos, postres y preparaciones culinarias como natilla y buñuelos y, en ocasiones, se festejaba hasta el amanecer al ritmo de salsa, merengue, cumbia, vallenato y otros ritmos propios de las fiestas colombianas.
En Colombia se celebraban “Los Aguinaldos”, que consisten en juegos que se practican entre el 16 y 24 de Diciembre. Son diversos juegos como “tres pies”, en el cual si uno está de pie y se descuida, viene el oponente y le pone su pie en medio de los pies de uno y a la vez grita “tres pies, mis aguinaldos”; hay que pagar lo que uno haya apostado, generalmente es una suma ínfima, o un dulce, o algo muy sencillo. Hay otros juegos como: “Pajita en boca”, que consiste en que uno debe tener siempre algo en la boca; el “Dar y no Recibir”, que consiste en que el oponente está todo el tiempo tratando de darle a uno algo y si uno lo recibe, el oponente le dice “mis aguinaldos”, y uno tiene que pagar. El “sí y el no” , que consiste en que cuando le pregunten cualquier cosa siempre debe contestar “si” o “no” dependiendo de lo que haya escogido contestar, y hay muchos más.
Son juegos muy simples con los cuales se divertían tanto chicos como grandes.
Pero al paso del tiempo, la mal llamada “Modernidad” de nuestros sucesores, al afán por las cosas, el poco, o mejor, nada de tiempo que los padres de familia dedican a sus hijos durante estas festividades por dedicarlas al placer de las rumbas, el licor, entre otras actividades, el mercado cambiante, ha dado pie a que estas bellas y emotivas tradiciones de fin de año tiendan a quedar en el baúl de los recuerdos, generando la perdida de nuestra identidad, el arraigo.
Es allí donde prima el sentido común de las familias en mantener vigentes estas tradiciones, sin importar que las luces del Pesebre sean modernas, que las del balcón sean las mangueras luminosas; por fortuna en muchos hogares bugueños, a pesar de todos estos cambios, no se ha perdido la voluntad colectiva de reunirnos en familia, de estar felices y hacer felices a los demás. La Navidad sigue siendo esa época mágica donde se recuerda a los seres queridos, se comparte, se agradece a Dios por los bienes recibidos y se le pide por el año próximo a comenzar.