5.23.2011

Efectos del ruido en la salud humana

El ruido se considera un factor importante de estrés, sus efectos negativos inciden sobre el comportamiento y salud mental de muchas personas en el mundo, por eso su costo social es importante. La urbanización contribuye a que el entorno sea cada vez más ruidoso, incluso en las zonas rurales y lugares protegidos.
¿Cuántas veces hemos sufrido la pérdida de un descanso reparador, por el despertar brusco de un sueño quebrantado por un ruido impertinente?. El sonido de un claxon, las alarmas de autos y centros laborales, los ladridos de los perros, la discusión o la risa de noctámbulos que transitan cerca del ventanal del dormitorio, cualquier sonido emitido en medio de la madrugada tranquila puede ser causa de un ruido estremecedor, cuando la ciudad duerme.
En los centros laborales y recreativos son otros los factores asociados al ruido, pero tienen un denominador común: las molestias que ocasionan a los individuos en un momento crucial.
¿Acaso pagamos la cuota necesaria, por vivir en una ciudad durante la época moderna?. En realidad, ese es parte del problema, la urbanización plagada del tráfico indiscriminado, las ruidosas industrias y los adelantos tecnológicos en las oficinas, junto al vocerío de la vecindad contribuyen a convertir el entorno en algo cada vez más ruidoso. Y el quebranto del silencio incluye actualmente zonas que antes eran sinónimo de una confortable paz sonora, pongamos por caso la invasión de la modernidad a las áreas rurales o las protegidas para el turismo.
Según los estudiosos: "El ruido es la molestia, que con mayor frecuencia mencionan los habitantes de las grandes ciudades, cuando se realizan encuestas especiales sobre el tema."
La queja es justa, lo sabemos por experiencia propia, pero además lo confirman los especialistas afirmando: "el domicilio de millones de personas en el mundo está expuesto a un nivel sonoro exterior inaceptable, aunque no todas las personas se sienten afectadas de igual manera."
Cada persona es un mundo, como se dice usualmente, y a cada ser humano le corresponde una manera especial de percibir su entorno, por su clima social, cultural y hasta por la manera de amar o ser amado. Acorde a su manera de ser o vivir, siente y sufre las diversas agresiones que le llegan del contexto en que habita, trabaja y se desarrolla habitualmente. Cada cual existe en un mundo sensorial diferente.
Los humanos aprendemos a ignorar o subrayar determinados sucesos, algunos amamos el canto de las aves al amanecer, otras por el contrario sienten rechazo por estos instantes. De igual manera se determina el nivel de ruido en el ambiente sonoro que nos rodea. Pongamos por caso, las paredes de papel que usan los japoneses ¿podrían los latinos hacer uso de ellas?. Creo que la vida se volvería insoportable, por la manera suya de conversar en alta voz, sus risas estruendosas y su música altisonante.
Entonces, ¿existe un parámetro universal para determinar en qué momento sentimos ruido? Los técnicos en acústica definen un nivel de confort acústico, cuando es inferior a los 55 decibeles, necesarios para el descanso y la comunicación, a los que tienen derecho las personas cuando entran en sus hogares.
El ruido de los transportes es la fuente más importante de molestias acústicas, en lo que concierne a las personas afectadas; los especialistas consideran que representa casi el 80% del paisaje sonoro urbano actual. El ruido no sólo es responsable de gran número de afecciones auditivas, sobre todo en los medios industriales; sino que también puede acarrear perturbaciones psicológicas, fisiológicas o de comportamiento de los individuos, así como provocar diversos accidentes y la imposibilidad de trabajar con eficiencia por excesos de fatiga e irritabilidad, por poner algunos ejemplos comunes.
Por supuesto, el ruido y sus efectos negativos no auditivos sobre el comportamiento y la salud mental y física dependen de las características personales, al parecer el estrés generado por el ruido se modula en función de cada individuo y de cada situación.