10.25.2010

Mejorar la pedagogía para motivar al estudiante

Según la Real Academia de la Lengua, la pereza se define como “La carencia de vigor para actuar”. Pero hoy los jóvenes: Juegan, hacen indisciplina, molestan al vecino, ponen apodos, capan clase, no atienden las mismas, tocan guitarra, hacen pilatunas, no hacen tareas; En definitiva: No muestran interés por el estudio, pero tienen todo el vigor del mundo para hacer otras cosas y de poco interés para su bien, por ello a este fenómeno anómalo, le llamo pereza mental. Será que este hecho forma parte de uno de los flagelos de la humanidad para las generaciones del siglo XXI, a lo que se ha denominado la vagancia compulsiva, oxigenada claro por los medios masivos de comunicación, porque a decir verdad los jóvenes tienen todo el vigor y tiempo del mundo para jugar maquinitas y ver una televisión enfermiza, pero para estudiar? Nada que ver. Pues si esto ocurre, el fenómeno sería del orden patológico (Siquiatra).
Viejas e ilegitimas razones del no al estudio, no existe ningún otro mecanismo por fuera del estudio para superarnos como seres humanos con grandes capacidades intelectuales. Algunos despistados comentan que para estudiar si no hay trabajo. Que ellos no han estudiando y sin embargo no se han muerto de hambre. Pues están equivocados, posiblemente esto ocurrió en viejas época, épocas que hasta los volvió pobres de esperanzas y de sueños. Pero ahora nos encontramos en una sociedad globalizada y con una educación que tiende a volverlo un empleado barato, el estudio lo han enfocado en la solución de problemas de estomago. Pero independientemente de este propósito, el estudio hermanado del conocimiento nos permite pensar distinto y lejano, darle soluciones más certeras, lógicas y pertinentes a necesidades o problemas cotidianos, tener otra formación ética y moral, evitar ser engañados o confundidos, es decir volvernos más humanos, sensibles, sencillo y universales. La mayoría de los jóvenes vienen de hogares con muchas dificultades económicas, donde ambos miembros del hogar trabajan, no cuentan con el recurso suficiente para subsistir, dificultades familiares, son hijos de unos padres pero viven con otros, Padrastro-Madrastra, con los abuelos, o un familiar, no cuentan con apoyo ni económico ni emocional, dificultades sociales: Son hijos por accidente, tienen problemas de desnutrición, son fruto de una relación irregular, de padres con baja formación académica y cultura, son víctimas de la violencia e injusticia. Llegan a una institución educativa donde lo miran como un estudiante más del montón, como dice la canción. Para colmo, la institución debe cumplirle una taza técnica al Ministerio de Educación Nacional, pero nunca al alumno. No le conocen al alumno sus problemas vivenciales hogareños, sicológicos y mucho menos de su barrio, de su comuna o ciudad. Al docente realmente le queda muy complicado resolver este montón de cosas complejas y de mucha especialidad y de tiempo, al docente le exigen que aplique la promoción automática, que corra en contenidos, trabajar con muchos alumnos y en varios salones, mínimo con 200 alumnos en secundaria.
Para problemas grandes, soluciones sencillas, por ejemplo: Volvamos amenas las clases. Cómo? Dejemos la rutina, utilicemos el medio natural como ayuda educativa, hablemos mucho con el alumno y no consideremos que ellos son una “Tabla Raza”, utilicemos sus vivencias y cotidianidad, seamos dinámicos y creativos. Evitemos convertirlos en docentes rabietas y cantaleteros, no repitamos el discurso que reciben en sus hogares. Recordemos la máxima de Montaigne; “Enseñar a un niño o a un joven, no es llenar un vacío, es encender un fuego”.