4.12.2010

En que va el tema de la protección a los menores de edad en Colombia?

Por ejemplo, se conoce que niñas zenúes en Sucre, son ofrecidas por miembros de su comunidad para ser abusadas los fines de semana en Tolú y Coveñas.
En Medellín y Cúcuta se venden en la calle y se ofrecen en cafés Internet videos de niños desnudos o teniendo sexo con adultos. Los clientes interesados pueden contactar al menor que sale en la película para tener relaciones. En Cali, la pornografía infantil está relacionada con el turismo sexual.
En poblaciones como Malambo (Atlántico), mujeres adultas compran a niños varones con fines sexuales, mientras que en Medellín, Sabanagrande y Soledad (Atlántico) se comercializan para encuentros homosexuales. Proxenetas, a su vez, llevan niñas, algunas veces bajo amenaza, a campamentos de grupos ilegales en el monte, donde se quedan varios días complaciendo a los frentes. Las prefieren vírgenes para evitar enfermedades. En ciudades como Medellín lesExigen impuestos para ‘trabajar’.
También es común ver a madres que ofrecen explícitamente a sus hijas para serviciossexuales con sus vecinos, escudándose en la falta de dinero e, incluso, entregan a lamenor a un adulto a cambio de una mensualidad, con el fin de que él y los varones desu familia sean ‘atendidos’ sexualmente.
Los investigadores recorrieron las calles y entrevistaron a niños que son víctimas de estos flagelos en Soledad, Malambo y Sabanagrande (Atlántico); Malagana y Arjona (Bolívar); Quibdó (Chocó); Montería (Córdoba); Sincelejo (Sucre); Medellín; Cali y Cúcuta. En estas poblaciones encontraron a más de 2.000 menores, desde los 9 hasta los 18 años, que son víctimas de prostitución, pornografía, trata y turismo sexuales, matrimonios serviles y abusos de grupos ilegales, entre otros. Estos niños hacen parte de los 35.000 pequeños que son explotados sexualmente en El país, según cifras de Unicef.
El estudio, encontró que la pobreza, el desplazamiento forzado y el trabajo infantil han facilitado en los últimos años el ingreso de niños a las redes de explotación. A esto se suma que la edad mínima en Colombia para consentir voluntariamente la actividad sexual con otra persona es de 14 años, lo que permite en muchos casos que los explotadores y los abusadores evadan su responsabilidad, y que el Código Penal castigue al proxeneta, pero no al abusador. Es común, también, que los menores que venden su cuerpo hayan sido maltratados físicamente o hayan sufrido de abuso sexual en sus hogares. Por eso, es tan fácil para un adulto convencer a un niño para que sea explotado. De hecho, el estudio reveló que, en algunas ciudades, hombres les compran la mercancía a niños que venden dulces en las calles a cambio de relaciones sexuales.
Lo mismo sucede con los pequeños que recogen desechos en las plazas de mercado y en los mataderos, donde comerciantes y transportadores intercambian la posibilidad de dejarlos recoger comida por caricias y sexo, en ocasiones, la misma madre es la que hace el ‘negocio’. También los domingos, día de visitas en las cárceles, los niños se hacen pasar por familiares de internos para ser utilizados sexualmente por los presidiarios o ayuden a pagar una deuda de un preso con su cuerpo. El turismo sexual no da tregua. En las grandes ciudades, según la investigación, hay complicidad de taxistas, empleados de hoteles y administradores de prostíbulos legales para ofrecer niños a los turistas. Algunos, incluso, tienen listas de teléfonos de los menores y en otros casos ellos mismos les regalan celulares para que estén en contacto. El estudio también detectó el fenómeno de trata en seis de las 11 poblaciones, desde donde los niños salen hacia ciudades como Santa Marta, Cartagena, así como San Cristóbal y Caracas (Venezuela) para venderse al mejor postor.