8.31.2009

Pobreza, miseria, humillación o sometimiento

En Colombia a finales del 2008, antes de que la crisis económica mundial golpeara al país, había 20,2 millones de colombianos pobres, y de ellos, 7,9 millones viven en situación de indigencia, es decir, que se hallan con menos de 2,5 dólares al día (150 mil pesos al mes). Lo preocupante de estas cifras es que los programas de alivio a la pobreza extrema no pasan la prueba ácida.
Desde que el programa Familias en Acción fue creado en el 2002, ha beneficiado casi dos millones de familias con subsidios de entre 60 y 110 mil pesos mensuales con la condición de que mantengan a sus hijos en el colegio y cumplan con unas metas de nutrición.
Por su parte, para finales del 2008, según datos del gobierno, el programa Red Juntos había afiliado 1,2 millones de familias en extrema pobreza para darles una atención integral desde diferentes entidades del Estado.
Todos estos recursos salieron en parte del presupuesto nacional, pero una buena porción, 330 millones de dólares fue para el endeudamiento externo. Si se tiene en cuenta que por ejemplo Brasil, con su programa de Bolsas de Familia, logró sacar de la línea de pobreza entre 2004 y 2006. 6 millones de personas cada año y redujo 0,7 el coeficiente Gini entre 2000 y 2007, los logros de los programas colombianos son relativos sobre todo porque el gran esfuerzo de la inversión se ha ido a programas asistencialistas.
Programas que además han tenido problemas de focalización: la plata no le llega siempre a los que más lo necesitan, dado el crecimiento exponencial de Familias en Acción, el programa bandera del gobierno, muchos subsidios comienzan a llegar a quiénes es más fácil llegarle en las ciudades, que a los más pobres de los pobres en las zonas rurales y alejadas, que además no votan. Este programa es uno de los pocos rubros que crece en el presupuesto que acaba de presentar el gobierno al Congreso. Familias en Acción creció de 2,1 a 2,6 millones de familias, con una inversión de dos billones de pesos para el 2010, como quien dice unos 500 mil pesos más que en el 2009 y algunos expertos dudan de que la condicionalidad de mantener a los niños en el colegio y los niveles de nutrición se estén cumpliendo, dado que las cifras de deserción escolar no han mejorado sustancialmente.
Con estas medidas hay unos resultados positivos, pero el tema de fondo es que todos los programas son asistencialistas, no se está haciendo nada frente a la desocupación. En el momento en que se corten los subsidios, vuelve a aumentar la pobreza. De hecho, de los 17 millones de trabajadores ocupados en Colombia, cerca de ocho millones viven con ingresos mensuales por debajo del salario mínimo y 4,7 millones viven con ingresos mensuales de medio salario mínimo o menos y solo 4,4 millones cotizan para recibir una pensión en la vejez, según datos del Banco Mundial del 2008. Un indigente, según el "termómetro" usado en Colombia, es una persona que vive con dos dólares diarios o menos, por eso, cualquier variación en el precio de los alimentos afecta el número total de personas bajo la línea de miseria, la buena noticia de esto, es que una disminución del precio en este campo con una baja inflación, por ejemplo, sacaría a millones de personas de la indigencia.