7.20.2009

Hasta cuando la caída de lluvia negra en nuestro departamento

Preocupante la situación que se viene presentando en el Valle del Cauca, ante la quema indiscriminada de cañaduzales por parte de los propietarios de estos cultivos o de los ingenios azucareros, que por ahorrase unos pesos, dejaron sin empleo gran número de personas que por muchos años obtuvieron el sustento para sus familias producto de esta actividad.
Inconcebible pues, que en pleno siglo XXI, los vallecaucanos deban soportar la lluvia negra, por efectos de las quemas de estos cultivos, para poder realizarles el corte y luego al proceso de las plantas de producción; todo esto está muy bien, pero lo que no se puede ni debe aceptar, es que la pavesa que se levanta entre la candela, llega posteriormente por efectos del viento hasta el centro poblado, afectando notablemente las vistas de las personas y sin quien responda por el tratamiento que se requiere, luego de las irritaciones y dolencias causadas por esta ceniza.
Es de recordar que la CVC como organismo ambiental en este departamento, determinó que estas acciones no se pueden realizar, sin los controles necesarios, como estar pendiente del cambio del viento al momento de las quemas; pero resulta descabellado pensar en eso, por cuanto el viento se mueve por efectos naturales y no existe poder humano que lo pueda direccionar, de ahí que la pavesa se mueve al ritmo del viento, y tanto la CVC, como los ingenios azucareros en el Valle del Cauca, se amparan que cumplen con la reglamentación, pero existen otros factores adicionales difíciles de controlar; como quien dice, hacen las normas, leyes y decretos y a la vez le tienen los llamados "micos" para favorecer los intereses de un pequeño grupo de terratenientes, adineradas familias y emporio de productores de azúcar.
Y "Juan Pueblo" que se lo lleve quien lo trajo, porque al gobierno nacional, las entidades protectoras del medio ambiente, y la clase dirigente del país, nada le importa lo que sufran los de ruana, porque ellos todo lo tienen arreglado y concertado y disfrutando gracias al sudor del trabajo de los peones de clase baja.