9.07.2015

En Colombia se desquebraja el efecto de familia

La familia juega un papel muy importante en la sociedad  y en la cultura, ya que influye de manera significativa en la construcción de las dinámicas relacionales que a la vez la permean, la influencian y la afectan por el conjunto de factores políticos, sociales, económicos y culturales que se interrelacionan y dan lugar a un sin número de dinámicas y relaciones nuevas. Esto implica entonces considerar a la familia dentro de la sociedad y la cultura como un espacio de influencia reciproca en los procesos de producción y reproducción social. La familia por tanto es generadora de hábitos, estilos de vida, sistemas de valores, normas, actitudes y comportamientos, que a su vez se reproducen y son elementos constitutivos de la cultura y la sociedad. De  tal manera que no se puede mirar aisladamente a la familia sin una interrelación con el contexto social y cultural donde se ubica.
Al ser una institución de estándar mundial, es transcultural; con cambios a través de la historia que además dependen del contexto geográfico que permiten delimitar formas culturales y de socialización familiar diferentes; establecida desde una estructura variada que obedece al tipo de unión y de conformación familiar.
Todos pensamos en la familia, pero pocos nos detenemos a pensar sobre su concepto y correspondencia en las relaciones humanas.
Tradicionalmente la familia ha sido la célula básica de la sociedad. Pero actualmente ese núcleo se encuentra en proceso de transformación y lo sorprendente es que, en el mundo,  la colombiana es la que más cambios está sufriendo. Esto se puede concluir a raíz del Mapa Mundial de la Familia 2013, realizado en 47 países por el Child Trends Institute y la Universidad de Piura en Perú. 
El reporte muestra que si se compara al país con el resto de América Latina, el matrimonio en Colombia, ya sea civil o religioso, ha perdido terreno frente a la unión marital de hecho. De los adultos entre 18 y 49 años, apenas el 19 por ciento está casado y el 39 por ciento vive en relaciones consensuales, lo que representa el más alto porcentaje de todos los países estudiados.
En cuanto a la estructura familiar, los grupos conformados por los padres y sus hijos, es decir los hogares biparentales, le han cedido espacio a la familia extensa, conformada por abuelos, tíos y otros familiares. El estudio muestra que en Colombia el 53 por ciento de los niños vive con sus padres, el 35 por ciento habita con solo uno y 12 por ciento vive sin ellos.
El panorama estaría incompleto si no se hablara de los hogares unipersonales y los monoparentales, conformados por un padre y un hijo, que han ido creciendo a costa de los tradicionales. La investigación mostró que el hogar unipersonal particularmente pasó del 3 por ciento al 12 por ciento entre 1978 y 2008. De hecho, uno de los puntos más visibles de esta investigación fue la ruptura entre el matrimonio y la sexualidad y la crianza.
Esto significa que las mujeres ya no esperan a casarse para iniciar su vida sexual ni tampoco para tener hijos. Aunque el madresolterismo siempre se asocia a las jóvenes, y es un tema crítico porque para ellas puede ser una trampa de la pobreza, cada vez más mujeres adultas deciden ser madres de manera autónoma. 
Para muchos estos datos son alarmantes y sugieren que la familia está en una crisis y en esta situación los únicos perjudicados son los niños; preocupa entonces la baja nupcialidad y la poca importancia que tiene hoy la figura del padre, pues para nadie es un secreto que la mayoría de los hogares monoparentales está en cabeza de las mujeres.
También preocupa el efecto que esta nueva estructura puede tener en el desempeño académico de los niños. Según el estudio, los estudiantes con dos padres tienen mayor probabilidad de seguir en el colegio y de alcanzar mayores niveles de comprensión de lectura, si se compara con aquellos que sólo viven con uno o con ninguno.En Colombia se desquebraja el efecto de familia

La familia juega un papel muy importante en la sociedad  y en la cultura, ya que influye de manera significativa en la construcción de las dinámicas relacionales que a la vez la permean, la influencian y la afectan por el conjunto de factores políticos, sociales, económicos y culturales que se interrelacionan y dan lugar a un sin número de dinámicas y relaciones nuevas. Esto implica entonces considerar a la familia dentro de la sociedad y la cultura como un espacio de influencia reciproca en los procesos de producción y reproducción social. La familia por tanto es generadora de hábitos, estilos de vida, sistemas de valores, normas, actitudes y comportamientos, que a su vez se reproducen y son elementos constitutivos de la cultura y la sociedad. De  tal manera que no se puede mirar aisladamente a la familia sin una interrelación con el contexto social y cultural donde se ubica.
Al ser una institución de estándar mundial, es transcultural; con cambios a través de la historia que además dependen del contexto geográfico que permiten delimitar formas culturales y de socialización familiar diferentes; establecida desde una estructura variada que obedece al tipo de unión y de conformación familiar.
Todos pensamos en la familia, pero pocos nos detenemos a pensar sobre su concepto y correspondencia en las relaciones humanas.
Tradicionalmente la familia ha sido la célula básica de la sociedad. Pero actualmente ese núcleo se encuentra en proceso de transformación y lo sorprendente es que, en el mundo,  la colombiana es la que más cambios está sufriendo. Esto se puede concluir a raíz del Mapa Mundial de la Familia 2013, realizado en 47 países por el Child Trends Institute y la Universidad de Piura en Perú. 
El reporte muestra que si se compara al país con el resto de América Latina, el matrimonio en Colombia, ya sea civil o religioso, ha perdido terreno frente a la unión marital de hecho. De los adultos entre 18 y 49 años, apenas el 19 por ciento está casado y el 39 por ciento vive en relaciones consensuales, lo que representa el más alto porcentaje de todos los países estudiados.
En cuanto a la estructura familiar, los grupos conformados por los padres y sus hijos, es decir los hogares biparentales, le han cedido espacio a la familia extensa, conformada por abuelos, tíos y otros familiares. El estudio muestra que en Colombia el 53 por ciento de los niños vive con sus padres, el 35 por ciento habita con solo uno y 12 por ciento vive sin ellos.
El panorama estaría incompleto si no se hablara de los hogares unipersonales y los monoparentales, conformados por un padre y un hijo, que han ido creciendo a costa de los tradicionales. La investigación mostró que el hogar unipersonal particularmente pasó del 3 por ciento al 12 por ciento entre 1978 y 2008. De hecho, uno de los puntos más visibles de esta investigación fue la ruptura entre el matrimonio y la sexualidad y la crianza.
Esto significa que las mujeres ya no esperan a casarse para iniciar su vida sexual ni tampoco para tener hijos. Aunque el madresolterismo siempre se asocia a las jóvenes, y es un tema crítico porque para ellas puede ser una trampa de la pobreza, cada vez más mujeres adultas deciden ser madres de manera autónoma. 
Para muchos estos datos son alarmantes y sugieren que la familia está en una crisis y en esta situación los únicos perjudicados son los niños; preocupa entonces la baja nupcialidad y la poca importancia que tiene hoy la figura del padre, pues para nadie es un secreto que la mayoría de los hogares monoparentales está en cabeza de las mujeres.
También preocupa el efecto que esta nueva estructura puede tener en el desempeño académico de los niños. Según el estudio, los estudiantes con dos padres tienen mayor probabilidad de seguir en el colegio y de alcanzar mayores niveles de comprensión de lectura, si se compara con aquellos que sólo viven con uno o con ninguno.