7.06.2015

Son métodos de guerra por parte de la guerrilla en Colombia?

El pasado 10 de junio de 2.015 y muy de mañana, un campesino salió de su parcela a buscar agua para llevar a sus vacas y bestias y se encontró con una imagen que nunca borra de su mente. La fuente de agua cercana a su finca era un lago negro, espeso, y sobre éste, vestidos con una costra negra, nadaban los peces del estanque.
No se asustó. No era la primera vez que las Farc detenían los camiones cisterna que pasan por la vía cercana a su casa; los detienen, abren sus válvulas y derraman el crudo sobre la carretera, lagos, charcas y ríos, causando un daño ambiental que según expertos, tardaría más de 20 o 30 años en solucionarse.
“Eso pasa mucho. Cuando los del monte quieren hacer daño, simplemente hacen parar los carros y le dicen a la gente que derramen el petróleo. Ellos piensan que le hacen daño al país, pero realmente nos hacen daño a nosotros”, enfatiza el campesino.
En esta ocasión, un frente de las Farc derramó 130.000 galones de crudo y causaron una emergencia ambiental en Putumayo, que hoy sigue con los rezagos de los daños causados. La contaminación hecha por la guerrilla en Putumayo es una de las acciones derivadas de las confrontaciones entre los grupos armados ilegales y las Fuerzas del Estado, que terminan con afectaciones al medio ambiente y en algunas ocasiones se convierten en percances irreparables y de alto costo para el país.
Estas acciones, sumadas a los cambios abruptos que impusieron en los usos de las tierras y los ríos, al igual que en las actividades agrícolas, han generado daños ambientales gravísimos y aún no calculados. Tierras erosionadas por el abandono o uso inadecuado, fuentes de agua contaminadas por efecto del derrame de hidrocarburos, especies de fauna y flora extinguidas o en riesgo de extinción, y reservas naturales invadidas, son algunos de los impactos que la guerra ha causado en el medio ambiente.
En el contexto en el que se desarrollan las confrontaciones en Colombia, los ataques no van específicamente contra los recursos naturales, sin embargo, éstos los padecen de manera indirecta.
Por ejemplo, cuando las guerrillas vuelan los oleoductos, el ataque no va contra la naturaleza sino contra las petroleras, pero resultan afectados los pastos y pantanos por el derrame de crudo. No obstante, los daños producidos alteran los ecosistemas de las regiones donde se producen los atentados y derrames.
Pero el daño causado por el derrame de hidrocarburos en los territorios es una acción que contamina los suelos y, como explica el Ingeniero Forestal, Biólogo, y director del grupo de investigación de cambio climático del Jardín Botánico de Medellín, Esteban Álvarez, se pierde toda la biota del suelo “que es lo que determinan los procesos de materia orgánica y de generación de nutrientes para las plantas. Quitarle el petróleo a un suelo es prácticamente imposible, son zonas que se tienen que abandonar, queda inservible para la producción de alimentos o la generación del bosque nativo o de las zonas”.
Si el crudo regado en la tierra causa un daño irreversible, en el agua el deterioro no es menor. Explica el experto que los combustibles aíslan la superficie de los ríos o lagos de la atmósfera y no hay intercambio de oxígeno,  “y crean un ambiente que no es apto para la vida. Una de las grandes consecuencias cuando hay derrames sobre el agua es la mortalidad. Lo más visible son los peces, pero los microorganismos que sostienen la vida en los ecosistemas como el plancton, zooplancton y fitoplancton, desaparecen”.