6.16.2014

¿Dónde está el negocio de las EPS-S privadas del Régimen Subsidiado?

Al comienzo del Régimen Subsidiado en 1996, algunas EPS del contributivo se metieron al subsidiado y como los afiliados no sabían de sus derechos, dejaron grandes utilidades que se trasladaron del subsidiado al contributivo: así arrancó UNIMEC y SaludCoop, creando en el último caso una red de clínicas gigantesca y abandonado el subsidiado cuando la gente empezó a pedir atención. Pero lo más novedoso fue la generación de un nuevo estamento social en el Sisben 3 y 4 conformado por los llamados “empresarios populares”, que entraron a manejar un gran capital en las “empresas solidarias subsidiadas”. Estos nuevos empresarios a veces solos o en ocasiones  aliados con otros nuevos empresarios,  al momento se dieron cuenta que podían crear su propia red de servicios y sustituir a la red pública; fue entonces cuando el gobierno muy asustado y pese a su adoctrinamiento en el libre comercio, debió obligar a las ARS de entonces a contratar el 60% de los servicios con la red pública violando flagrantemente los principios de la libre competencia consagrados en la propia ley 100.
Pero esto no amedrentó a los nuevos “capitalistas emergentes” de raigambre popular, pues  pronto aprendieron  la lección de que las nuevas obligaciones no eran tan malas para el negocio. Simplemente un gerente exitoso de una EPS, sabiendo que en la salud, como en cualquier negocio, hay “hueso” y “carne Pulpa”, se trata de enviar a los afiliados a los hospitales públicos, cumpliendo con el 60% de la contratación, especialmente cuando la atención es de urgencias (que es un “hueso” muy costoso y poco remunerado) o bien enviar allí a los “enfermos crónicos”, que son un “hueso” que demanda mucha atención, e incluso dejando a la red pública la P y P que es muy cara de hacer, cuando se hace, pero que los hospitales públicos la cobran sin hacerla y no los sancionan. De otra parte está la  “carne pulpa”, con la cual se cumple con el 40% dentro de la red privada. Allí los beneficios los deja el suministro de medicamentos y de prótesis que dejan el 60% de utilidad, o la atención por “evento” en el segundo o tercer nivel, los cuales se pueden multiplicar a gusto del vendedor (IPS privada) y a tarifas privilegiadas. También es “un filete pulpo” atender a un costo fijo mensual a los renales por $2.3 millones o a un enfermo de sida - VHI por $1,2 mes, más aun cuando el control de su atención es muy difícil para asegurador pero es de un pago  fijo, dado que si la EPS no paga, el renal muere en tres días, garantizando así las utilidades del proveedor.
La EPS-S privada sabe entonces que no tiene nada que ganar en su P y G y toda la utilidad se traslada al Balance de la red privada, la cual pertenece al grupo económico de los propietarios de la EPS  y que está vinculada con integración vertical visible o invisible: Además la red privada aunque no sea propia puede pagar al empresario de la EPS suculentas “coimas” del 20% o del 30% por pronto pago, lo cual no puede hacer fácilmente un hospital público.
El balance neto del Régimen subsidiado es así: grandes deudas con la red pública, la cual está atendiendo a la mayor cantidad de subsidiados y pronto pago a buenas tarifas a la red privada cualquiera sea ella y más aún cuando los propietarios de la EPS tienen “el derecho de red” que les otorga la integración vertical autorizada por ley también en un 30% de la contratación. Esto explica por qué las EPS deben $ 2 billones de pesos a las ESE públicas y los municipios sólo les deben $ 400 mil millones a las EPS. La red pública prestó el grueso de los servicios y la plata fue a parar a la red privada. Margen de utilidad = $ 1.7 billones en 10 años.